domingo, 29 de junio de 2008

FOTOS DESPUES RESTAURACION










FOTOS ANTES DE LA RESTAURACION









Restauracion

En base a los proyectos de restauración y adaptación a sede central del BBVA Banco Continental y a fines turísticos-culturales, que se basan en la parte de restauración al proyecto elaborado con anterioridad (1969), se iniciaron los trabajos de restauración, continuando los primeros trabajos en que se reconstruyeron la esquina en muros, la portada principal y una de las rejas sobre la calle Pizarro; contando esta vez con la supervigilancia de los arquitectos restauradores autores del proyecto y con la participación de un restaurador de pintura mural y de bienes monumentales, muebles y de un equipo especializado en arqueología, pintura mural, estructura, carpinterías, etc. El diseño de la parte nueva (a la izquierda de la casa), cuya construcción se comenzó en 1978, es completamente actual y de líneas muy sobrias y en ellas se ubican los restos de pintura del siglo XVII que fueron retirados por el Instituto Nacional de Cultura al iniciarse la edificación de la zona nueva. Sobrios muebles, óleos de pintura contemporánea y plantas ornamentales completan la decoración.
La restauración se llevó a cabo de acuerdo a las normas técnicas, principios, teorías y conceptos contemporáneos de restauración de monumentos reconocidos internacionalmente a través de UNESCO, del INC y de acuerdo a la Carta de Venecia. Se ha restaurado la casa de acuerdo a su reconstrucción en el estilo neoclásico del siglo XIX, pero presentando las evidencias que muestran las diversas etapas de la casa que denotan valor artístico-documental, enriqueciendo a la vista del público científico, artístico y/o turístico, los valores arquitectónicos y artísticos que fueron surgiendo a través de las exploraciones debidamente interpretadas.
A diferencia de otras restauraciones, ésta ha sido comenzada desde el exterior hacia el interior, mostrando en el exterior sobriamente, a base de una puerta de vidrio, el acceso a la zona nueva. El resto de las fachadas se han restaurado fielmente de acuerdo a las evidencias encontradas. A base de placas se han señalado los elementos originales y las réplicas elaboradas para los faltantes.
Todo los muros han sido consolidados, cosidas las fisuras, revisados sus cimientos, eliminadas las causas de humedad ascendente, reforzados estructuralmente, y descubiertas y restauradas sus pinturas artísticas al temple en las diversas etapas de la casa, requiriendo en algunos casos de complejos procesos de restauración de muros y pinturas en muy mal estado. Se han descubierto pisos originales, se han llevado a cabo trabajos de anastilosis, se han recuperado elementos importantes y se han restaurado y protegido todos los elementos de madera. Similar tratamiento se ha dado a los elementos de metal. En el zaguán se descubrió primero una decoración neoclásica tardía a base de pintura de color ocre amarillo y líneas azules imitando al mármol y debajo de ella pintura mural picada para tarrajeo posterior, con escenas de personajes con vestimenta y técnica pictórica de la época del rococó, que coinciden por su trazo con dibujos de la misma época del Obispo Martínez de Compañón. Se ha llevado a cabo un delicado trabajo de limpieza, consolidación y restauración con uso de la técnica del Regatino y complementación esquemática en los sitios donde es posible. Se ha restaurado el techo de madera de acuerdo a evidencias encontradas en los muros y se ha restaurado el pescante movible del zaguán recolocándolo en su ubicación original,siendo el único de este tipo que conserva su sistema de poleas para bajar y subir el farol. El arco se ha restaurado totalmente con su trazo original de tres centros, dejando en parte la molduración de las impostas y de las bases de los pilares del siglo XVIII y en parte la decoración posterior en yeso del siglo XIX (hacia el patio).
Los pisos de mármol de Carabamba (Prov. de Otuzco) han sido completados con el mismo material en colores blanco y rojo pálido. El piso del patio principal ha sido concluido con lajas españolas.
Se ha descubierto, consolidado y restaurado toda la pintura de ornamentación de los muros del corredor, así como la de todos los ambientes de la casa.

Arquitectura

Según el Arq. José García Bryce, estudioso de nuestra arquitectura, "el primer período de la arquitectura republicana abarca desde principios del siglo XIX hasta la década de 1870 a 1880. Es la primera manifestación arquitectónica del Perú como nación independiente. El término arquitectura republicana ha sido tácitamente admitido como apelativo de la arquitectura costeña de gran parte del siglo XIX. Parece ser adecuado porque evoca un contraste con el término arquitectura colonial o virreynal". Desde el comienzo de la era republicana, la cultura y la creatividad arquitectónica comenzaron a concentrarse, primero en la costa (con excepción de la ciudad de Arequipa) y después en Lima. Este fue un síntoma del centralismo incipiente y del decaimiento de las pujantes ciudades serranas de las épocas incaica y Virreynal"
"Diferencia importante con la arquitectura colonial (o vírreynal), es que en la colonia se construyeron importantes monumentos religiosos (iglesias y conventos) aparte de la arquitectura doméstica o civil, mientras que en la República no se construye ya casi ninguna iglesia o convento debido al debilitamiento de la vida eclesiástica después de la Independencia y por el carácter laicista del mismo siglo. En América se debilitó la preeminencia cultural eclesiástica y su rol de centro espiritual de la vida social.La fe siguió siendo católica, pero los términos más importantes de la arquitectura fueron únicamente la casa urbana, el rancho y la casa hacienda.
"La planificación de la casa republicana se mantuvo dentro de la antiquísima tradición mediterránea de ambientes organizados alrededor de patios relativamente cerrados al exterior, como habían sido en la época virreynal. Tampoco variaron las necesidades y forma de vida, y muchas casas republicanas en Lima en Trujillo y Arequipa, no son sino casas coloniales reconstruidas, en las cuales se han aprovechado los muros y los techos de las antiguas estructuras. Más notoria fue la transformación de la estilística y del lenguaje arquitectónico: se abandonaron las formas barrocas y rococó y se adoptaron las neoclásicas".
Los arquitectos buscaron la belleza en el renacimiento de las formas puras de Grecia y de Roma, abandonándose el barroco con su última expresión, el rococó, como a expresiones estilísticas del absolutismo y la contrarreforma características de la corrompida sociedad cortesana, encontrando, más bien, con el desarrollo de la Arqueología europea, en Grecia y Roma los símbolos de la democracia y virtud republicanas.
"Desaparecieron los balcones de celosía siendo muchos reemplazados por largas galerías de madera y vidrio, rematadas por comisas clásicas que son los balcones republicanos. En los patios se abandonaron los modelos andaluces y se llegó a soluciones que recuerdan las de los patios pompeyanos con sus hileras regulares de columnas clásicas. Las rejas de ventanas, se convirtieron en rejas de fierro forjado primero y luego en fierro fundido, confeccionadas en fábricas, en serie.
Las portadas, pilastras o jambas de puertas y de ventanas, se confeccionaron en madera o en yeso y se recubrieron las molduras anteriores con el nuevo diseño neoclásico. Se abandonaron definitivamente las formas gruesas y pastosas del barroco por la finura, el equilibrio y la estructuralidad de las formas clásicas".
Una de las mejores expresiones del estilo neoclásico en el Perú está constituida por el grupo de residencias y palacios que se construyen en Trujillo, durante el segundo tercio del siglo XIX. La superposición del neoclásico respetó en la mayoría de los casos, con pocas alteraciones, como en el caso de la Casa de la Emancipación, la planta del siglo anterior así como el sistema de cubierta, superponiendo estructuras de madera que impusieron los órdenes clásicos sobre las columnas azpatadas del barroco.
El patio, en torno del cual se desarrolla el programa de vivienda, es la célula básica de la casa que agrupa el salón principal y las habitaciones laterales, entre las cuales destaca la habitación de esquina, destinada generalmente a escritorio y lugar de discusión de negocios. En el presente caso, este ambiente posee dimensiones extraordinarias (16 m. de largo por 5.60 m. de ancho),junto a un pórtico sobre podio de orden muy ligado a los cánones clásicos de Vignola y de Palladio. El trazo del énfasis de las columnas, la figura de los capiteles y las bases, así como el correcto diseño de la molduración, hacen notar, especialmente en esta casa, que quienes diseñaron los elementos eran perfectos conocedores del canon arquitectónico del período neoclásico. Sin embargo, pese a las excelencias de los elementos formales de la arquitectura, sobresale en ésta y todas las casas de la época, la reja, típico espécimen trujillano que con su canopeo y repisa, estilización de origen napoleónico, y con su diseño transparente y lleno de armonía entre curva y recta, da la tónica del tipismo trujillano en materia arquitectónica. La reja cumple en esta arquitectura la doble finalidad de ser un elemento que cancela el paso y, al mismo tiempo, permite en un clima cálido corno el de Trujillo, la libre circulación de la corriente de aire. En los interiores de las habitaciones la arquitectura neoclásica pacta con el barroco dieciochesco, al conservarlas cubiertas de madera con vigas y viguetas que crean casetones de muy fina traza. A ello debe añadirse la singular elegancia del grupo de ménsulas finamente talladas que descansan sobre el arrocabe.
La carpintería de puertas y ventanas rinde tributo al influjo inglés con sus puertas que se pliegan en doble cierre y que, en sobrios recuadros, recoge la tamizada luz que se filtra por las rejas. El segundo patio o traspatio crea un ambiente de intimidad en donde el suave rumor del agua de la fuente invita a la reunión familiar, en medio de un pequeño jardín que se crea seguramente en el último tercio del siglo. En torno a este espacio con su corredor y columnata de circulación que lo rodea por sus cuatro lados a la manera pompeyana, se abre la cuadra contigua al salón principal, teniendo al frente el comedor y a los costados las habitaciones privadas. A un lado del comedor se suceden las habitaciones para las tinajeras, cocina y habitaciones de servicio y al otro lado del traspatio se abre la huerta e ingreso de servicio y las caballerizas. Un corredor o callejón techado une los patios y el servicio facilitando la circulación sin privar la intimidad de las habitaciones. Completa el diseño el oratorio, ubicado a un costado del salón principal.
Llama poderosamente la atención el tributo de originalidad que estas casas pagan a la policromía barroca. El gusto actual por la textura de los materiales vistos, ha hecho confundir y olvidar que la arquitectura trujillana en particular y la peruana en general, tuvieron un gran gusto por la policromía. Ya es indiscutible, de acuerdo a los descubrimientos de los últimos años, que en el siglo XVII se ornaron los muros de patios y habitaciones interiores con pinturas artística al temple. Pero lo que es sorprendente y muy alejado de nuestros gustos actuales es la pintura de los exteriores que, aparte del valor de resalte de las diversas partes de la portada y de sus molduraciones, cubren íntegramente la fachada en el barroco.
Esta policromía que podría considerarse como primitiva del estilo barroco, penetra como una tradición que es aceptada con gusto en el neoclásico. No se trata solamente de escenas en cuadros o medallones que empleó la arquitectura del neoclásico francés o inglés, sino que se transforma en un elemento decorativo que enfatiza la verticalidad del orden arquitectónico, sirviéndole como trasfondo y evitando la monotonía de un muro ornado solamente en tonos monócromos (como ha sido nuestra visión tradicional del neoclásico). En la Casa Rosell Urquiaga amplias bandas en tono azul ultramar resaltan sobre un fondo ocre, en atrevida combinación de colores complementarios.
En el exterior, las casas trujillanas del período que comentamos, son sobrias salvo excepciones. En el caso que nos ocupa, ambas fachadas carecen de entablamento, constituyendo los únicos elementos decorativos las ventanas ornadas de rejas con sus característicos canopeos y repisas, ambos elementos típicos de la arquitectura trujillana. Sobrios balcones con antepechos de metal flanquean la portada constituída por pilastras cónicas de trazo muy correcto, coronadas por un enhiesto frontón triangular.

Antecedentes

La casa ocupa más de la mitad de uno de los primitivos solares de la traza fundacional de Trujillo, efectuada a fines de 1534. Los solares en que se dividieron las manzanas que componen la característica cuadrícula o damero de las fundaciones hispanas en Indias, eran alargadas, tomando de calle a calle toda la profundidad de la manzana, a diferencia de Lima y de casi todas las ciudades de planta nueva, en que se dividía la manzana en cruz, formándose cuatro solares igualmente cuadrangulares. En Trujillo las manzanas más importantes, con frente a la Plaza Mayor y a sus ángulos, se dividieron en tres solares, las restantes en cuatro o más llegando en algunos casos, durante el siglo XVI con el aflujo de vecinos, a establecerse hasta ocho y nueve solares. Esta distribución se puede identificar fácilmente estudiando los actuales planos catastrales, en los que a pesar de las posteriores subdivisiones en la propiedad, se mantienen como linderos predominantes, las antiguas divisiones de los grandes solares. En el primer libro de cabildos que se conserva, correspondiente a los años 1549 a 1560, se asientan numerosos otorgamientos de solares de “ciento sesenta pies de frente a la calle y lo que toma en lo largo de su cuadra”.
El solar que ocupa la casa, es uno de los cuales en que fue dividida la manzana, delimitada por los jirones actualmente denominados “Pizarro”, “Gamarra”, “Bolívar” y “Junín”, siendo este solar el ubicado entre las calles Pizarro, Gamarra y Bolívar.
Aún no ha sido posible determinar el vecino a quien correspondió el solar desde la fundación de la ciudad, ni el o los nombres de los propietarios del mismo y de la casa que debió existir ya en el siglo XVI, y que probablemente fuera destruida por el terremoto de 1619, ni de los propietarios anteriores a Don Tiburcio de Urquiaga y Aguirre, Hidalgo de Vizcaya, que se establece en Trujillo por la década de 1780 y que en 1792 manda ejecutar trabajos en la casa, cuya escritura de compra y declaración de alarifes culmina en 1795.
Según un dibujo del viajero francés Leonce Agrand, fechado en 1839, en donde se aprecia la Iglesia de la Merced y la calle del Comercio (hoy Jr. Pizarro), se puede ver la esquina de la casa con un balcón de celosías, resaltando detrás, la altura de una imponente portada, probablemente de estilo barroco. El balcón ha quedado corroborado por una fotografía tomada de la esquina, pocos días después del sismo de 1970, en la que junto a los estragos causados, se aprecian ¡as huellas de lo que debió ser la puerta de ingreso a un balcón.
Igualmente se nota la presencia en el dibujo, de un cañón en el vértice de la esquina, el mismo que ha sido recolocado en su ubicación original por el proceso de restauración. La casa, posiblemente reconstruida por Don Tiburcio de Urquiaga tras los efectos causados por el terremoto de 1759, fue anteriormente de un sólo piso con altillos, ocupando, con patios más amplios, huertas y caballerizas de calle a calle.
La declaración de alarifes (equivalente a la actualmente denominada "Declaratoria de Fábrica") ya mencionada, muestra que se levantaron las habitaciones a la altura más o menos actual, que se construyó una calesera al lado izquierdo de la portada principal, y un local para comercio o negocio en el otro lado de la portada y del zaguán. Asimismo, se hicieron rejas de ventanas de balaustres de madera, elementos éstos que aún existen en poder de uno de los descendientes. Estas rejas según usanza de la época, era voladas hacia la calle y rectangulares, sin peana ni coronación. En las exploraciones realizadas se han podido comprobar estas afirmaciones con hallazgos de pisos de canto rodado de piedra, en la antigua calesera, y de ladrillo a nivel más bajo (1.00 m) en las habitaciones, lo que hace pensar en patio más extensos y en huellas de vanos de las anteriores ventanas de reja, que sirvieran para justificar el nombre de "Calle de las Ventanas de Don Tiburcio".
Las exploraciones realizadas en 1971 por una Misión de la Universidad de Harvard, a cargo de expertos arqueólogos, mostró evidencias de asentamientos humanos muy antiguos, por los fragmentos de cerámica Mochica, Chimú e Inca encontrados. En ese mismo año, se descubrieron fragmentos a niveles muy bajos, de pinturas murales que parecen datar de comienzos del siglo XVII, probablemente pertenecientes a la casa destruida por el terremoto de 1619.

lunes, 9 de junio de 2008

Casa Emancipacion

Entre los Monumentos Arquitectónicos que aún se conservan en Trujillo, a pesar de los violentos sismos, inundaciones y otros males que ha sufrido la ciudad, tienen especial relieve la Casa de la Emancipación llamada también Casa Rosell-Urquiaga o "Casa de las Ventanas” que dio nombre a la antigua "Calle de las Ventanas de don Tiburcio" o "de las Ventanas" simplemente, en el actual Jirón Gamarra.Esta casa fue erróneamente denominada "Casa Madalengoitia" durante la última década, por haber sido residencia, durante un tiempo, del canónigo Dr. Pedro de Madalengoitia y Sáenz de Zárate, chantre de la Catedral, Diputado, donante de la Pila para la Plaza Mayor y hermano del Obispo de Trujillo.
Durante ese mismo período (década de 1845 a 1855), la casa fue reconstruída en el estilo neoclásico que la caracterizó hasta el terremoto de mayo de 1970. Investigaciones realizadas posteriormente prueban que la casa fue desde 1792, propiedad de la familia Urquiaga, recibiéndola más tarde en herencia, la familia Rosell-Urquiaga y ocupándola desde 1884 hasta 1944, año en que vendieron la propiedad.La casa, luego de ser restaurada por el BBVA Banco Continental, es actualmente su sede central, donde presta un servicio acorde con las necesidades de la moderna comunidad trujillana, a la vez que constituye también un centro de promoción cultural y de atracción turística.